¿Quién es Dios?
Es el origen de todo lo que existe, es quien manifestó la
Creación. Aunque hay muchas visiones distintas respecto a Él/Ella y éstas han
cambiado a lo largo del tiempo y de las diferentes culturas, Dios puede hablar
a cada ser manifestado a través de su propia voz. Lo está haciendo ahora a
personas como Neale Donald Walsch, autor de la conocida trilogía de
Conversaciones con Dios que ha vendido más de 7 millones de ejemplares; o como
a Ceane De Rohan, quien ha canalizado toda una cosmología en ocho tomos cuyo
objetivo es transmitir los conocimientos que Dios a adquirido a lo largo de la
Creación con todos los que estamos abiertos y dispuestos a beneficiarnos de Su
experiencia.
DIOS TIENE UN PROCESO O LA CREACIÓN NO ESTARÍA
EN EVOLUCIÓN
"En el principio del proceso tenía una imagen inconsciente de mí mismo que me decía que tenía que ser perfecto desde el principio, y eso significaba que ya debería saberlo todo. Esta imagen fue alimentada por mis culpas y miedos acerca de si yo realmente era Dios o no. Desde entonces he hecho las paces con mi papel como Dios y me he dado cuenta de que Dios tiene un proceso o no sería un Dios en evolución. Esta evolución contiene la perfección que es una perfección evolutiva.
Para manifestarme en la Creación he tenido que dividirme en cuatro partes: el Espíritu, que es la polaridad masculina; la Voluntad, que es la polaridad femenina; el Corazón, que es el equilibrio entre ambos; y el Cuerpo (o forma) que es el vehículo de la manifestación.
Las experiencias que he tenido desde
entonces me han permitido entender el principio Materno que no pude comprender
en un principio. Ahora puedo daros este entendimiento si queréis tenerlo. He
aprendido lo que puedo compartir ahora con vosotros comprendiendo Mi propio
reflejo y sanando los resultados de de Mis propias negaciones, conforme han
estado listos para sanar. He adquirido estas comprensiones entendiendo el
reflejo que me han dado los Espíritus Manifestados. Cada Espíritu manifiesta
una parte de Mí. Ninguno de los Espíritus Manifestados tiene una comprensión
total de Mí, pero cada uno tiene una parte del todo. Al ser capaz de ver todas
estas partes, he podido aprender de Mi propio reflejo. Ahora estoy seguro de
que tengo las comprensiones que traerán la sanación necesaria, porque
finalmente he sido capaz de asimilar todos los procesos de una forma en que
tienen sentido y a la vez se sienten correctos. [...]
A mi Creación le ha faltado completa
auto-aceptación, y eso incluye la aceptación de cada punto de manifestación.
[...] Parte de mi proceso ha consistido en enfrentar el reflejo de mi propia
culpa quien me dijo que si Yo fuera realmente Dios, debería saberlo todo ya, y
que si realmente no sabía ya todo, no tenía nada que hacer emergiendo una Creación
a la cual no podría guiar como es debido. La culpa siempre te dirá que debes
estar haciendo mejor las cosas de lo que las estás haciendo.
Ya tenía suficiente entendimiento para
sacar adelante la Creación o no habría salido adelante. No hay forma de saber
por adelantado lo que la experiencia tiene que enseñarnos. Así como había
aprendido lo suficiente para manifestar la Creación cuando esta surgió, ahora
he aprendido lo suficiente para sanar el desequilibrio que se manifestó
entonces. Aún tengo que aprender lo que la manifestación de esta sanación tiene
que enseñarme. Te mantendré informado si te abres a recibirme. [...] "
Al principio, la canalizadora no podía
creer, como muchas otras personas en la Tierra, que realmente fuera posible
escuchar a Dios, así es que Dios habló a través de sus más cercanos compañeros,
Los Antiguos que Sirven a la Luz. Muchos psíquicos están acostumbrados a
escuchar a los guías, pero pocos han reconocido que también pueden escuchar
directamente a Dios en persona.
Mientras estudiaba con Los Antiguos, la
canalizadora se abrió a recibir directamente las comunicaciones de Dios en
persona. Dios quiere que se sepa que Él está abierto y desea comunicarse
directamente con cualquier Espíritu en la Tierra que se abra a recibirlo. Sólo
se necesita ser receptivo. Cuando se está verdaderamente abierto, comienza la
experiencia de la comunicación directa. Entonces todo lo que necesitas está a
tu disposición por la conexión que todos tenemos con nuestro Creador. Sólo es
necesario abrir la conciencia del Espíritu y de los sentimientos de la Voluntad
para recibirlo.
¿QUIÉN ESCUCHA A
DIOS?
¿Cómo
habla Dios, y a quién? Cuando lo planteé, he aquí la respuesta que obtuve:
Hablo
a todo el mundo. Constantemente. La cuestión no es a quién hablo, sino quién me
escucha.
Intrigado,
le pedí a Dios que me lo explicara mejor. Y esto es lo que dijo:
En
primer lugar, vamos a cambiar la palabra hablar por la palabra comunicarse. Es
un término mucho mejor; resulta más completo y más apropiado. Cuando tratamos
de hablar a otros - tú a Mí, Yo a ti -, inmediatamente nos vemos restringidos
por la increíble limitación de las palabras. Por esta razón, no me comunico
únicamente con palabras. En realidad, rara vez lo hago. Mi modo usual de
comunicarme es por medio del sentimiento. El sentimiento es el lenguaje del
alma. Si quieres saber hasta que punto algo es cierto para ti, presta atención
a lo que sientes al respecto. A veces los sentimientos son difíciles de
descubrir, y con frecuencia aún más difíciles de reconocer. Sin embargo, en tus
más profundos sentimientos se oculta tu más alta verdad. El truco está en
llegar a dichos sentimientos. Te mostraré cómo. De nuevo. Si tú quieres.
Le
dije a Dios que si quería, pero que en ese momento deseaba aún más una respuesta
completa y detallada a mi primera pregunta. He aquí lo que Dios me dijo:
También
me comunico con el pensamiento. El pensamiento y los sentimientos no son lo
mismo, aunque pueden darse al mismo tiempo. Al comunicarme con el pensamiento,
a menudo utilizo imágenes. Por ello, los pensamientos resultan más efectivos
como herramientas de comunicación que las mismas palabras. Además de los
sentimientos y pensamientos, utilizo también el vehículo de la experiencia, que
es un magnífico medio de comunicación. Y finalmente, cuando fallan los
sentimientos, los pensamientos y la experiencia, utilizo las palabras. En
realidad, las palabras resultan el medio de comunicación menos eficaz. Están
más sujetas a interpretaciones equivocadas, y muy a menudo a malentendidos. ¿Y
eso por qué? Pues debido a lo que son las palabras. Éstas son simplemente
expresiones: ruidos que expresan sentimientos, pensamientos y experiencia. Son
símbolos. Signos. Insignias. No son la verdad. No son el objeto real. Las
palabras le pueden ayudar a uno a entender algo. La experiencia le permite
conocerlo. Sin embargo, hay algunas cosas que uno no puede experimentar. Por
eso os he dado otras herramientas de conocimiento: son los llamados
sentimientos; y también los pensamientos.
La
suprema ironía del asunto es que vosotros hayáis dado tanta importancia a la
palabra de Dios, y tan poca a la experiencia. En efecto, dais tan poco valor a
la experiencia que, cuando vuestra experiencia de Dios difiere de lo que habéis
oído sobre Dios, automáticamente desecháis la experiencia y os quedáis con las
palabras, cuando debería ser precisamente lo contrario. Vuestra experiencia y
vuestros sentimientos sobre algo representan lo que efectiva e intuitivamente
sabéis acerca de ello. Las palabras únicamente pueden aspirar a simbolizar lo
que sabéis, y a menudo pueden confundir lo que sabéis. Así pues, esas son las
herramientas con las que Yo me comunico; aunque no sistemáticamente, pues ni
todos los sentimientos, ni todos los pensamientos, ni toda la experiencia ni todas
las palabras proceden de Mí.
Muchas
palabras han sido pronunciadas por otros en Mi nombre. Muchos pensamientos y
muchos sentimientos han sido promovidos por causas que no son resultado directo
de Mi creación. Y muchas experiencias se derivan también de dichas causas. La
cuestión consiste en discernir. La dificultad estriba en saber la diferencia
entre los mensajes de Dios y los que proceden de otras fuentes. Esta distinción
resulta sencilla con la aplicación de una regla básica: Vuestro Pensamiento más
Elevado, vuestra Palabra más Clara, vuestro Sentimiento más Grandioso, son
siempre Míos. Todo lo demás procede de otra fuente. Con ello se facilita la
labor de diferenciación, ya que no debería resultar difícil, ni siquiera para
el principiante, identificar lo más Elevado, lo más Claro y lo más Grandioso.
No obstante, te daré algunas directrices: El Pensamiento más Elevado es siempre
aquel que encierra alegría. Las Palabras más Claras son aquellas que encierran
verdad. El Sentimiento más Grandioso es el llamado amor. Alegría, Verdad, Amor.
Los tres son intercambiables, y cada uno lleva siempre a los otros. No importa
en qué orden se encuentren.
Una
vez determinado, utilizando estas directrices, que mensajes son Míos y cuáles
proceden de otra fuente, lo único que falta es saber si Mis mensajes serán
tenidos en cuenta. La mayoría de Mis mensajes no lo son. Algunos, porque
parecen demasiado buenos para ser verdad. Otros, porque parece demasiado
difícil seguirlos. Muchos, debido simplemente a que se entienden mal. La
mayoría, porque no se reciben. Mi mensajero más potente es la experiencia, e
incluso a ésta la ignoráis; especialmente a ésta la ignoráis. Vuestro mundo no
se hallaría en el estado en que se encuentra si simplemente hubierais escuchado
a vuestra experiencia. El resultado de que no escuchéis a vuestra experiencia
es que seguís reviviéndola, una y otra vez; puesto que mi propósito no puede
verse frustrado, ni mi voluntad ignorada. Tenéis que recibir el mensaje. Antes
o después. Sin embargo, no os forzaré. Nunca os coaccionaré; ya que os he dado
el libre albedrío - la facultad de hacer lo que queráis -, y nunca jamás os lo
quitaré.